Capítulo 09.
La noche que Jimin fue a la casa del alfa, esa noche comenzaron algo nuevo, algo más hermoso y puro, porque ya no había secretos, porque se querían y ahora lo sabían ambos.
Esa noche Jungkook anudó a Jimin en su cama mientras besaba su cuello y le repetía entre susurros y besos cuanto lo quería y lo mucho que estaba enamorado de él. Jimin asentía y besaba sus labios mientras pasaba sus manos por la ancha espalda.
Esa noche la pasaron entre besos tiernos y caricias suaves, tratando de recuperar el tiempo perdido. Esa fue la primera vez que en realidad estaban teniendo intimidad, no fue sexo solamente. Ellos lo sabían.
Quisieron sentirse más cerca, fue como una caricia al alma después de tanto dolor.
Aún así, ambos lloraron mientras se desnudaban y Jungkook se posicionaba entre las piernas del omega, lloraron de felicidad, de melancolía, lloraron porque fue como un nuevo respiro, porque se sintieron bien. Jungkook lloró al haber extrañado tanto al menor, y Jimin lloró al sentir los besos suaves del alfa en sus caderas.
Esa noche fueron uno, sus cuerpos se entrelazaron y sus almas se formaban juntas mientras seguían moviéndose al compás de las llamas silenciosas. Tocaron las estrellas juntos cuando ambos sintieron la increíble sensación del orgasmo y Jungkook abrazó el cuerpo tembloroso del omega.
Fue esa noche, que hicieron el amor por primera vez.
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Jungkook despertó cuando sintió su rostro siendo acariciado. Abrió levemente sus ojos hasta que se encontró con los ojos de su ángel. Con él ahí, la habitación brillaba y ya no lucía tan triste ni solitaria. El sol entraba por las ventanas, dándose cuenta que las persianas no estaban cerradas por completo.
Iluminó el rostro angelical de Jimin, haciendo lucir más celestial de lo que ya era.
—Estás aquí —habló ronco. Pasando un mechón de cabello detrás de la oreja del menor.
Él asintió y dejó un beso en sus labios.
—Estoy aquí alfa —Jimin asintió—. Y no me iré.
Entonces, ellos pasaron parte de la mañana en la gran cama del alfa, disfrutando del otro hasta que terminaron saciados y se levantaron desnudos para meterse a la ducha.
Se besaron bajo la lluvia artificial como si nunca lo hubieran hecho. Se besaron como si fuera la primera vez, lamiendo y mordiendo sus labios. Con Jungkook tomándolo por la cintura y Jimin haciendo un puño en su cabello para que se inclinara.
Lavaron sus cuerpos mientras devolvían su brillo natural, deshaciéndose de los malos recuerdos. Ambos tragaron un jadeo de frustración cuando vieron sus cuerpos delgados y rostros demacrados, pero prometieron ayudarse mutuamente.
Así que salieron de la ducha y secaron sus cuerpos. Jungkook vistió al omega con su ropa, el menor se dejó gustoso. Ronroneando cuando sintió de nuevo el aroma del alfa rodeándolo.
Jimin se subió a la cama mientras veía a Jungkook secarse el cabello, se paseó por la habitación con la toalla blanca atada a la cintura y el omega se sonrojó al ver las gotas de agua en su cuerpo tonificado.
Ya ni siquiera sentían pena de estar desnudos con el otro, así que el alfa desató la toalla que cubría su cintura para abajo y se vistió bajo la atenta mirada del rubio.
Se colocó unos pantalones sueltos y una camisa gris, cuando estuvo vestido caminó hasta la cama. Se sentó en el borde mientras veía como Jimin se acercaba despacio, gateando hasta llegar a él. El omega pasó sus piernas a cada lado de Jungkook y envolvió los brazos alrededor de su cuello. Jeon lo sostuvo por las caderas.
—Siento mucho lo que pasó, Jungkook —el omega le dio una sonrisa triste—. Sé que estuve mal al alejarme de esa forma, pero estaba asustado, todavía lo estoy.
—¿Por qué lo estás? —preguntó el alfa preocupado.
—Porque nada me garantiza que no vas a dejarme —suspiró—. Siento que en cualquier momento te aburrirás de mí, que esto no durará para siempre y terminarás alejándome...
—No, claro que no —Jungkook lo interrumpió, con el ceño fruncido—. Jamás podría aburrirme de ti, nunca te dejaría por alguien más porque tú eres mi omega. Lo sé y tú lo sabes.
Jimin lo miró con los ojos acuosos y el labio inferior tembloroso.
—No llores, amor. Por favor no lo hagas, lo que más me duele es verte derramar lágrimas —Jungkook limpió sus mejillas y besó el pequeño puchero—. Sé que no es fácil para ti, pero te pido que confíes en mí, permíteme demostrarte que en verdad soy tu alfa.
Jimin lloró más fuerte y Jungkook se tensó, abrazándolo de inmediato, haciendo que el omega escondiera su rostro en el cuello del mayor, hasta que se tranquilizó con el aroma a café y madera.
—Por favor, ¿puedes perdonarme? —preguntó cuando salió de su escondite.
—No tienes que disculparte por estar asustado —exclamó serio—. Pero ahora prefiero que hablemos las cosas antes de actuar por impulso. La pasé muy mal, Jimin. Sentía tu llamado cada noche y no podía ni siquiera moverme.
—Tú... ¿me escuchaste? —se sorprendió.
—Te sentí —confirmó—. Sentí tu llamado y tu dolor en carne propia. Eso solo terminó por confirmar lo que ya sabía.
—¿Qué cosa? —sonrió. Jimin ya sabía la respuesta, pero quería escucharlo de Jungkook.
—Que somos destinados.
El omega sonrió emocionado y besó la nariz de Jungkook mientras el alfa le hacía cosquillas.
—Ya puedo llamarte mi alfa entonces —acarició el cabello de la nuca del mayor con cariño.
—Todavía no —respondió Jungkook.
Y cuando el rubio estaba a punto de preguntar confundido, el ojiverde inclinó su cabeza hasta llegar al cuello de Jimin y morder suavemente la piel de un lugar exacto, después besó tiernamente la piel rojiza y miró al menor.
El omega lo entendió rápido y su lobo saltó emocionado, feliz y contento por estar de nuevo entre los brazos de Jungkook.
—Oh, Jungkook —el menor tomó sus mejillas y las apretó, causando una queja por parte del alfa—. Por ahora busquemos algo para desayunar.
Jeon asintió de acuerdo y se levantó, cargando a Park cuidando que estuviera bien sujeto para comenzar a caminar fuera de la habitación.
Ellos desayunaron en el comedor de Jungkook. Y por primera vez, no se sintió como un lugar solitario, por primera vez se sentía cómodo y acogedor. El alfa se sorprendió con el poder que tenía Jimin de transformar los lugares en donde estaba.
Ahí, sonriendo y hablando con la boca llena, solo hacía que el corazón de Jungkook saltara de alegría.
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Entonces, los días siguientes pasaron tan rápido que apenas los notaron. Ellos hablaron sobre lo que había pasado, hablaron a profundidad sobre sus sentimientos y sobre cómo se sintieron, ambos lloraron mientras escuchaban al otro.
Pero al final, se dieron cuenta que ya no podían estar el uno sin el otro, así que Jungkook se medio mudó con Jimin. No cambiaba mucho, ya que antes de lo ocurrido, el alfa se la pasaba prácticamente todo el tiempo ahí, solo que ahora era oficial.
Seguía manteniendo su propia casa, pero era demasiado para él y nunca le agradó vivir en ese lugar, no después de que sus padres se la regalaran confesando que esperaban que encontrara a una omega para vivir ahí.
Así que sacó las cosas más importantes, algunas de sus pertenencias y las mudó al departamento de Jimin, el cual era más que suficiente para ambos.
Comenzaron a formar de nuevo lo que ambos tenían, más sano que antes.
Volvieron a dormir juntos, claro que cuando el alfa regresó, lo miró espantado y corrió hasta él cuando vio las manchas de sangre seca en la sábana y en el piso, formando un camino que lucía aterrador.
Jungkook lo revisó de pies a cabeza, aunque Jimin se quejó diciendo que estaba bien, solo se había sentido tan mal que su nariz comenzó a sangrar, pero estaba bien. El alfa lo mantuvo vigilado durante los siguientes días.
Y bueno, no tardaron en adaptarse a su nuevo lugar, porque se sentía diferente, se sentía bien.
Jimin comenzó a buscar recetas que poco a poco fue aprendiendo, recibía a Jungkook del trabajo con comidas nuevas que obligaba al alfa a probar, el pelinegro siempre levantaba sus pulgares hacia él aunque sabía que el sabor no era el mejor, que había quedado un poco salado o crudo. Pero Jungkook siempre lo animaba a que siguiera aprendiendo.
Hasta que lo hizo, Jungkook se levantaba emocionado de la mesa y se acercaba a él para felicitarlo y besarlo, Jimin siempre se dejaba gustoso.
Hacían el super juntos cuando la alacena se quedaba vacía y por las noches el omega requería de la ayuda del alfa para hacer la cena, quería enseñar a Jungkook también. Y el mayor aceptaba cualquier cosa con tal de complacerlo.
Desayunaban en la terraza después de despertar abrazados, tomaban vino al anochecer, se pasaban los fines de semana viendo películas en casa. Visitaban algunas plazas y compraban cosas que veían solo porque lucirían bien en su departamento.
Jungkook llegaba de trabajar y tenía a Jimin abrazándolo fuerte en cuanto cruzaba la puerta. Siempre reían y el omega masajeaba sus hombros tensos hasta que lo sentía relajarse y entonces besaba su cuello antes de alejarse.
Iluminaban la habitación con sus risas, a veces con gemidos suaves, con un roce de pieles que hacía que todo a su alrededor desapareciera hasta quedar ellos dos solamente, noches donde la luna se mostraba celosa, envidiando a dos amantes confesando su amor mientras arrugaban las mantas de la cama, moviéndose en sincronía y murmurando palabras en los oídos del otro.
Se besaban en la cocina hasta que tenían que alejarse porque estaban tan metidos en su burbuja que no recordaban la estufa encendida.
Se duchaban juntos y siempre era un espectáculo ver la delicada desnudez de Jimin. Ellos salían a las calles y paseaban mientras se molestaban el uno al otro, pero siempre terminaban agarrados de la mano.
Jimin comenzó a preocuparse cuando los días pasaban y el cumpleaños de Jungkook se acercaba. El alfa nunca le dijo nada, se enteró por su padre que lo había llamado preguntando si celebrarían o algo.
El omega se quedó estático cuando lo escuchó porque no tenía idea y solo faltaban dos días. Se preguntaba porqué el pelinegro no lo mencionó, pero no quiso preguntar y en cambio se dedicó a planear lo que tenía pensado.
✧✦✧
El día había llegado, Jimin se pasó esas dos noches planeando cuidadosamente todo mientras el alfa dormía. Siempre acariciaba su cuero cabelludo hasta que dormía plácidamente y entonces el omega tomaba su laptop para comenzar a teclear.
La mañana del primero de febrero, Jungkook despertó cuando sintió un peso encima de él y luego pequeños besos por su rostro, sonrió sin abrir los ojos cuando sus sentidos se agudizaron y olfateó el exquisito aroma de Jimin.
Abrió sus ojos color esmeralda y se encontró con un Jimin muy sonriente.
—Buenos días alfa —besó sus labios—. Espero que hayas dormido bien, te traje esto —mencionó el omega mientras se bajaba de su regazo y tomaba una bandeja de la mesita de noche.
Jungkook se quedó asombrado cuando observó el desayuno que Jimin había preparado y sonrió cuando su estómago rugió.
—¿Por qué todo esto? No sueles ser tan amable en las mañanas —Jungkook soltó y el menor le pegó en el hombro.
—¿No puedo traerle el desayuno a la cama a mi alfa?
—Si, me encanta, gracias. Solo quiero saber la razón del porqué de repente eres muy afectuoso.
Jimin se encogió de hombros y quitó la bandeja para poder subirse encima de nuevo.
—Porque no todos los días cumples 28, Jungkook —el alfa quedó estático y tragó saliva—. Creo que tú, alfa tonto, olvidaste decirle a tu omega que hoy es tu cumpleaños.
Jimin apuntó su pecho mientras el alfa fruncía sus labios.
—No lo olvidé, en realidad me daba igual celebrarlo —declaró simple. Jimin abrió la boca indignado.
—Pero a mí no, Jungkook. Así que he preparado algo para ti —besó su mandíbula mientras el alfa comenzaba a acariciar su cintura por debajo de la camiseta—. Por cierto, feliz cumpleaños, cariño.
El omega lo tomó por la mejilla para acercarlo hasta él y besar sus labios dulcemente antes de alejarse.
—El plan de hoy es que desayunes en cama y luego tomemos una ducha porque iremos a un lugar.
—Jimin, tengo que trabajar... —comenzó, pero el omega tapó sus labios.
—Ya me encargué de eso, avisé que te tomarías unos días de descanso.
—¿Unos días? ¿Pero qué...? —Jimin tomó una rebanada de pan con mantequilla y la metió a su boca haciéndolo callar.
Así que desayunaron juntos mientras Jungkook preguntaba de qué se trataba todo y Jimin negaba con su cabeza, exclamando que no podría decirle ahora porque entonces se arruinaría.
Se ducharon rápidamente porque Jimin tenía algo de prisa y cuando salieron, el omega abrió las puertas de su closet y todos los cajones de ropa que compartía con Jungkook.
—Toma todo lo que necesites para tres días —el alfa lo miró como si hubiera enloquecido.
—¡Por Dios!, dime de qué se trata todo esto, haces que mi cabello se caiga.
Jimin se acercó hasta él mientras desataba la toalla que cubría su cuerpo. Jungkook evitó mirar de más antes de conseguir una erección.
—En primera, estás exagerando, Jungkook —el rubio pasó sus manos por el torso del alfa—. En segunda, no me grites si no quieres que te castigue con abstinencia.
Jimin bajó su mano por su pecho y luego su estómago hasta tomar la polla semidura de Jungkook, la acarició hasta que sintió al mayor estremecerse y soltar un suspiro de satisfacción.
—Y tercera, haz lo que te digo y confía en mi —Jimin dio una última sacudida antes de alejarse y dejar a un Jungkook muy molesto y excitado.
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Así que, una hora después, ellos salieron del departamento con dos maletas pequeñas y una mochila aparte, Jungkook se subió al ascensor refunfuñando y Jimin rodaba los ojos cuando lo escuchaba, pero lo ignoró hasta que llegaron a la planta baja.
Jungkook vio a Moon en la puerta y le sonrió amable al beta como si hace unas semanas no hubiera usado su voz con él. El pelinegro agachó su mirada cuando ambos pasaron por ahí.
El alfa se extrañó un poco cuando tomaron un taxi que ya estaba esperándolos, pero no dijo nada y se mantuvo callado todo el tiempo, un poco molesto. Jimin se reía internamente de los berrinches de Jungkook. Hasta que llegaron al lugar indicado y ambos salieron del auto, el omega agradeció al conductor y pagó.
El alfa lo miraba con el ceño fruncido. Estaban en la estación de autobuses.
—¿Qué hacemos aquí? —preguntó, pero no obtuvo respuesta. Solo siguió a Jimin a través de la gente hasta que el omega se detuvo.
Jungkook se plantó delante de él y observó como sacaba algo de su mochila. Jimin le tendió al alfa dos pedazos de papel, solo entonces se dio cuenta que eran pasajes de autobús.
Los tomó con cuidado y leyó el contenido, relajando su gesto endurecido y separando ligeramente sus labios ante el asombro. Miró a Jimin con los ojos brillosos.
—¿Es real?
—Lo es, iremos a Castle Combe —afirmó el rubio.
Jungkook soltó unas risitas nerviosas y se acercó a Jimin sin poder creerlo todavía, pasando sus brazos por la espalda del omega para abrazarlo fuerte y esconderlo en su pecho, el menor se alegró cuando el aroma del mayor le indicó que estaba emocionado.
El alfa, en una de todas las noches que habían compartido juntos le había dicho que él quería conocer ese lugar, era un pueblito cercano a Londres porque había escuchado de él. Entonces Jimin buscó como loco el lugar e investigó hasta que compró dos boletos de autobús para llevar a Jungkook.
Una forma de agradecer todo lo que el alfa hacía por él, demostrar cuanto lo quería y cuanto apreciaba sus cariños y cuidados, una forma de demostrar lo enamorado que estaba de Jungkook.
Así que cuando se separaron, el alfa se llevó las manos al rostro para ocultar su sonrisa.
—Oye —Jimin le quitó las manos de la cara—. ¿Qué pasa? ¿No estás feliz? —preguntó mirando los ojos acuosos de Jungkook.
—Claro que sí —asintió repetidamente y se llevó una mano al rostro para limpiar sus ojos—. Es solo que no me esperaba esto, ni siquiera te dije que era hoy.
El omega lo miró enamorado y se levantó de puntitas para besarlo suavemente.
—No puedes ocultarme nada, bebé, lo sabré de todos modos —explicó acariciando su mandíbula—. Pero ya es hora de irnos, se hace tarde.
Ambos subieron a su autobús y entregaron los boletos que llevaban, se sentaron juntos mientras reían emocionados como niños pequeños.
No fue un viaje tan largo, ya que el pueblo no estaba tan lejos de Londres, ellos pasaron un poco más de dos horas de camino planeando lo que harían esos días.
La estación estaba a unos minutos de la entrada del pueblo, pero ellos caminaron tomados de la mano mientras que sostenían las maletas con la otra. Jungkook miraba todo con los ojos muy abiertos y Jimin sentía como temblaba debido a la emoción.
Se dieron cuenta que no se comparaba nada a las fotos, en persona era un lugar hermoso, mucho más mágico, la arquitectura era sumamente bonita. Se quedaron impresionados al ver las casas tan de cerca, el ambiente era tranquilo, debido a la escasa población.
Y como realmente era un lugar pequeño, Jimin buscó donde quedaba el hotel que había seleccionado, marcó la ruta y caminaron hasta ahí.
No dejaron de tomar fotos en todo el camino, el alfa parecía extasiado, volteaba su cabeza en todas direcciones como si todavía no creyera que estaba en el lugar de sus sueños y llamaba al omega para que mirara lo que veía él.
Jimin sacó su cámara para fotografiar cada cosa que encontraba y le indicaba a Jungkook que posara en algunos lugares. El alfa filmaba por donde caminaban y en una ocasión le llegaron a pedir a una amable mujer que los fotografiara a ambos, ella aceptó y tomó unas cuentas con el celular del mayor.
Una vez que llegaron al hotel, Jimin dio sus nombres para la reservación que ya había hecho y no tardaron mucho en hospedarse en The Manor House, era un lugar un algo costoso, pero valía la pena solo por ver a Jungkook sonreír.
Era hermoso, una mansión rural que guardaba múltiples secretos en sus paredes y jardines enormes para tomar el sol.
Ambos agradecieron al recepcionista y se marcharon para buscar su habitación, hasta que la encontraron y abrieron la puerta observando maravillados el lugar.
Jimin había reservado una de las más grandes porque quería la experiencia completa, y tal vez porque quería un lugar grande para follar. Pero Jungkook no tenía que saber eso.
Era un lugar muy amplio y bien iluminado, la cama era enorme y tenía dos mesitas de noche a los lados, había un sofá pequeño junto a la ventana y varias decoraciones en las paredes, desde que llegaron al pueblo sabían que era un lugar muy rural, así que la habitación mantenía ese toque rústico y medieval que los tenía tan asombrados.
Había un pequeño comedor más alejado, con dos sillas en los extremos. Ellos dejaron sus cosas en la cama para poder mirar todo más detalladamente, cuando Jungkook entró al baño se quedó estático al ver un jacuzzi y lo que parecían jabones líquidos alrededor.
Se mordió el labio inferior cuando una idea cruzó por su mente, pero la voz aguda del omega lo sacó de sus pensamientos.
—Mira esto, Jungkook —chilló emocionado—. Yo digo que si me follas aquí si me vuelvo de la realeza.
Eso hizo reír al alfa como todos los comentarios imprudentes que soltaba Jimin, pero al final terminó cediendo y desnudó al omega mientras lo besaba con hambre.
El rubio gimió cuando el alfa enterró el rostro en su culo y comenzó a lamer el lubricante que salía de su entrada.
Jimin acabó montando a Jungkook en el jacuzzi mientras la habitación se llenaba de sus jadeos contenidos y los gemidos agudos del omega, junto con los chapoteos del agua y las palabras obscenas que el alfa murmuraba en su oído, invitándole a seguir.
Bueno, eso era algo que no cambiaría para ellos.
✧✦✧
—¿Desean algo más de comer?
Ambos se miraron a través de la mesa y negaron mientras agradecían al camarero que los atendió.
Después de bautizar la habitación con sus gemidos, ambos se ducharon y vistieron para salir a conocer el lugar. Miraron el atardecer juntos y Jungkook agradeció infinitamente al omega, besando sus labios y luego sus mejillas mientras le susurraba lo mucho que estaba disfrutando estar ahí con él.
Cuando anocheció, buscaron un lugar para cenar y encontraron un pequeño restaurante campesino, era bastante bonito, así que lo eligieron y tomaron asiento en una de las mesas que se encontraban afuera.
Miraron el menú hambrientos y cuando llegó un beta alto pidieron su cena. Sirvieron sus copas con vino y ellos bebieron mirándose a los ojos mientras su comida estaba lista, hasta que llegó y se dispusieron a cenar, Jungkook tomaba con su tenedor de su propio plato y obligaba a Jimin a abrir la boca para darle de probar. Reían y Jimin hacía lo mismo.
—Yo... tengo que preguntar algo, pero temo arruinar el momento —mencionó un Jungkook nervioso.
Jimin limpió la comisura de sus labios con la servilleta.
—Está bien, puedes preguntar —se encogió de hombros.
—Renunciaste —recordó—. ¿Por qué?
Jungkook pensó que todo se había arruinado cuando Jimin lo miró fijamente por más tiempo del esperado y lo vio fruncir el ceño, estaba a punto de disculparse por ser demasiado impertinente pero el omega suspiró.
—Cuando te dije que ese no era mi lugar, lo dije en serio —exclamó—. Y la primera vez que nos vimos, en tu oficina... mi padre mencionó que no había estudiado relaciones exteriores, ¿por qué nunca preguntaste?
—No quería entrometerme —respondió Jungkook, después sonrió de lado—. Y porque me caías un poco mal en ese entonces.
—¿Un poco? Me odiabas —escuchó reír a Jimin.
—Nunca lo hice —declaró el pelinegro—. Pero no es lo que importa ahora, si no estudiaste relaciones exteriores, entonces, ¿qué fue?
—Fotografía —respondió el rubio—. Siempre me apasionaron las artes visuales, así que busqué una universidad que me brindara lo que estaba buscando, la encontré por suerte.
Jungkook escuchaba atento mientras observaba a Jimin contar su historia, el omega jugueteaba con la comida de su plato al mismo tiempo que hablaba.
—Me gradué y obtuve una licenciatura en fotografía —comentó—. Estaba buscando trabajo cuando mi padre me ofreció un puesto como secretario tuyo, Byungmin siempre hablaba de ti y pensé que no sería tan malo obtener el puesto como una pasantía mientras buscaba otro empleo. Quiero que sepas que no me arrepiento de nada, Jungkook. No estaba muy de acuerdo en trabajar para ti al principio, pero eso cambió con el tiempo y llegué a disfrutarlo, pero nunca se sintió realmente bien, no es algo que me apasione. Así que cuando Byungmin fue al edificio me habló sobre un nuevo puesto y acepté.
Jungkook se mantenía callado mientras bebía de su vino.
—¿Qué harás ahora? —preguntó el alfa.
—Seré fotógrafo comercial, las empresas necesitarán a alguien que se encargue de las fotografías con fines publicitarios, por lo que podré trabajar con arte visual al crear marketing.
El mayor sonrió y tomó su mano por encima de la mesa.
—Eso suena fantástico, amor —besó sus nudillos—. Si eso te hace feliz, yo te apoyo.
Jimin sonrió tiñendo de rojo sus mejillas. Después de meses seguía sin acostumbrarse al trato tan tierno de Jungkook.
—Muchas gracias, alfa. Esto me tiene muy emocionado —declaró—. Pero no cambia las cosas, no tenemos que alejarnos solo porque trabajaremos en lugares distintos.
Vio a Jungkook fruncir el ceño y levantarse para poder arrastrar su silla junto a la de Jimin. Tomó un gran respiro antes de hablar.
—Omega, cuando me pediste que no me alejara de ti, desde ese momento me di cuenta que no podría hacerlo sin morir en el intento —lo miró fijo. Jimin se quedó callado—. No pienso alejarme de ti a menos que tú me lo pidas, pero si no es así, déjame... déjame estar contigo. Déjame cuidar de ti, protegerte, amarte hasta que te canses de mí. Sé que es algo pronto, sé que solo han sido algunos meses, pero ambos sabemos ahora de qué se trata. Quiero estar contigo y si tú me lo permites, hacerte feliz y despertar contigo todos los días de mi vida.
El alfa acarició su mejilla y besó su parpado cuando lo vio lagrimear.
—Estoy completamente enamorado de ti, Jimin. Y jamás podría dejarte por alguien más, jamás buscaría a nadie más porque contigo lo tengo todo, me dolió cuando dijiste que no crees ser suficiente para mí. Eres mi omega, eres todo para mí, no tienes que estar asustado.
—¿Lo dices en serio? —preguntó el menor sorbiendo por su nariz—. Agh, odio ser tan sentimental. Mira lo que haces, tonto.
Escuchó a Jungkook reír bajito y luego besó su cuello, frotando su rostro en la fuente de aroma de Jimin.
—Muy en serio, lo quiero todo contigo, desde bailes ridículos en la calle hasta cenas familiares, cualquier cosa que me pidas —murmuró—. Seré el alfa que mereces.
Y aquella noche de febrero, el omega de Jimin aulló de felicidad cuando tuvo una idea. El menor lo besó lento, tomando a Jungkook de la nuca para comenzar una danza con sus labios. Porque estaban enamorados y aquel lugar hacía que todo luciera más mágico.
Porque Jimin dejó de sentir miedo cuando se refugió en Jungkook y el alfa por fin se sintió en casa cuando lo tuvo en sus brazos, combinaron sus aromas y sonrieron, con Jimin mostrando las arruguitas en sus ojos y Jungkook mostrando su típica sonrisa.
Hasta que el rubio levantó su cabeza para mirarlo a los ojos, detalló con su pulgar las cejas de Jeon, su nariz y sus labios suaves. Acarició su mejilla y su cabello negro, enamorándose una vez más de él.
—Jungkook —llamó.
—¿Sí? Estoy aquí —respondió inclinándose al tacto del omega. Ronroneando gustoso de tenerlo cerca.
Se miraron a los ojos, formando el más hermoso paisaje que alguna vez se haya visto. Solo buscando más del otro.
—Quiero que me marques.
Jungkook se alejó enseguida y lo miró con los ojos muy abiertos, Jimin lloriqueó por su falta pero el alfa parecía estar en un estado de impresión absoluto. Quería hablar, pero era como si las palabras no salieran. El menor volvió a quejarse hasta que Jungkook reaccionó.
—Yo... ¿estás seguro? Podemos esperar más tiempo, lo que dije hace un momento, no quiero apresurarte ni nada...
—¡Alfa! —lloriqueó—. No lo entiendes, no se trata del tiempo, nunca fue del tiempo. Es sobre lo que pasamos juntos —explicó desesperado—. No quiero esperar más porque estoy seguro de esto, quiero llevar tu marca, quiero que me hagas sentir seguro, quiero estar contigo, Jungkook. Eres mi alfa destinado, una marca solo lo reforzará porque el lazo siempre estuvo ahí, por favor...
El mayor lo miró fijo durante unos segundos antes de esconder el rostro entre sus manos, el omega escuchó como sorbía por la nariz y se asustó.
Rápidamente quitó las grandes manos del alfa y las reemplazó por las suyas, acariciando su rostro.
—¿No quieres marcarme? —preguntó dolido—. Yo... tienes razón, tal vez deberíamos esperar un poco más, no sé porqué lo dije, perd... —el omega fue interrumpido por Jungkook.
—No, no tienes que disculparte, lo haré —confirmó el alfa. Jimin casi brincó de felicidad—. Es solo que, me tomó por sorpresa, pero no quiero que pienses que estoy dudándolo, Jimin. Quiero marcarte, quiero estar a tu lado siempre, quiero todo contigo, pero antes de eso, quiero que te sientas cómodo, prefiero tu bienestar antes que el mío y quiero que sea tu decisión.
El menor asintió rápidamente que casi se marea.
—Lo es, quiero esto, estoy seguro de ello.
Así que Jungkook lo besó, mientras ambos se regocijaban de felicidad y satisfacción. Se quedaron un poco más en el restaurante mientras hablaban y parecían brillar de dicha, se miraban sonrientes y besaban sus labios.
Cuando estaban por irse, Jungkook pidió la cuenta al beta que los atendía y bufó cuando este se fue.
—¿Pasa algo? —preguntó Jimin, viendo como el alfa fruncía su ceño.
—Te mira mucho —espetó disgustado.
—¿Quién me mira?
—El mesero que nos atiende, te observó durante toda la noche —así que, era uno de los berrinches de Jungkook, Jimin solo soltó unas risitas.
—Claro, Jungkook. Soy fabuloso, tendrás que acostumbrarte a que atraiga miradas de las personas que pasan —y como si eso le hubiese dado una idea, el alfa abrió sus ojos y relajó su gesto.
—Entonces tendré que presumirte.
—¿Cómo qué, Jungkook? ¿Cómo tu trofeo? —cuestionó entrecerrando sus ojos.
—Como mi omega —declaró. El rubio se sonrojó—. Porque eres hermoso, y eres mío.
Selló su declaración con un beso en la frente de Jimin antes de pagar lo que consumieron y retirarse del lugar.
Caminaron por las solitarias calles de Castle Combe mientras Jeon lo abrazaba por los hombros y Park lo abrazaba por la cintura, no estaban ebrios pero las copas de vino que habían bebido los hacía estar más risueños de lo normal cuando se encontraban juntos.
Llegaron al hotel mientras trataban de ser silenciosos, el alfa tapaba la boca del omega cuando la risa le ganaba.
Y cuando llegaron a su habitación, suspiraron nerviosos por lo que estaba a punto de pasar.
El mayor tomó la mano del ojimiel mientras lo guiaba por el lugar, hasta que la parte trasera de sus rodillas chocaron con la cama y él se detuvo.
—Dime una vez más que esto es lo que quieres —pidió Jungkook, tomando sus dos manos.
—Esto es lo que quiero para nosotros, para ti y para mí —susurró el omega.
Y eso fue todo lo que necesitó el alfa para asentir firmemente y besarlo. Tomó el delicado rostro de su amado y lo acercó al suyo para tomar sus labios en un profundo beso que hizo latir sus corazones como si se tratara de la primera vez.
Lo besó delicadamente, sosteniendo su cintura y ladeando su cabeza. Se separaron por la falta de aire pero Jungkook bajó su rostro al cuello del omega y siguió dejando besos ahí, amando esa porción de piel suave. Besó dulcemente el espacio que marcaría y su alfa interno jadeó de satisfacción de solo imaginarlo con su marca.
Jungkook lo ayudó a despojarse de su camisa, levantando sus brazos y besando su torso desnudo cuando la tela cayó al suelo. El alfa lamió sus pezones, escuchando las suplicas de Jimin. El omega pasaba su mano por el cabello de Jungkook mientras sentía los besos en su piel, en su pecho y luego bajando hasta su estómago, cuando miró, se encontró con el alfa arrodillado frente a su vientre, besando debajo de su ombligo.
Jungkook besaba los lunares en su piel como si se tratara de constelaciones y sentía la tersa piel en sus labios, saboreando la delicadeza del cuerpo de Jimin. Sus pupilas se dilataron cuando olió el aroma del lubricante y la excitación.
Bajó su pantalón cuidadosamente, pasando sus manos grandes por los muslos rellenos del omega. También lo besó ahí, delineando con sus labios las zonas que al rubio no le gustaban de él, pero a Jungkook le parecían hermosas.
Todo de él, lo tenía fascinado y no podía creer que Jimin no se diera cuenta del hermoso ser que era. Besó los muslos de su ángel, su cintura y sus caderas, pasó sus grandes manos por su trasero para apretarlo suavemente y luego bajar su ropa interior.
—Mi precioso ángel, desearía que te vieras como yo lo hago para que tuvieras una idea de porqué estoy tan enamorado de ti.
Jungkook lo desnudó esa noche, no solo lo despojó de su ropa, desnudó su alma y su ser, besó delicadamente su cuerpo y acarició todo de él, tomándolo con cuidado y cariño, escuchando los suspiros de Jimin y los sonidos de la noche.
Lo recostó en la cama mientras él se quitaba su ropa también y cuando toda estuvo en los pies de la cama, él siguió al omega, colocándose detrás, acariciando su cadera. Pasó su brazo debajo de la cabeza de Jimin y lo obligó a mantener su pierna levantada.
Besó su hombro desnudo y olfateó su piel, tan deliciosa como siempre.
Tanteó su entrada mojada por el lubricante que salía y metió un dedo primero, sintiendo sus paredes calientes y húmedas. Empezó a moverlo de adentro hacia afuera para dilatar a Jimin, luego siguió con un segundo y los gemidos del omega no tardaron en llegar. Se mordía los labios, sintiendo los largos dedos de alfa en su interior. Jimin cerró los ojos cuando Jungkook agregó otro y empezó a moverlos frenéticamente, los metía y los sacaba de su interior para luego llevárselos a los labios y degustar su exquisito sabor a coco.
Cuando Jungkook notó que ya estaba listo para él, tomó su miembro erecto y lo lubricó bien antes de posicionarse en la entrada de Jimin. El omega mantenía su pierna levantada con ayuda de su brazo mientras que el alfa tomaba su cintura con posesión para luego adentrarse en él.
Jimin echó la cabeza hacia atrás y aprovechó para besar a Jungkook, sintiendo la polla del alfa en su interior, tan grande y dura como siempre. No tardó mucho para empezar a moverse.
El mayor comenzó a embestir lentamente al omega, mordiendo suavemente su hombro y enterrando su nariz en el cabello rubio.
Se dedicaron los más profundos susurros, cargados de sentimientos puros y sinceros. Se besaron dulcemente mientras se movían en sincronía y sus pieles brillaban por el sudor.
Los movimientos de Jungkook incrementaron hasta que se volvieron más rítmicos y el cuerpo del omega colisionó al sentir el miembro del alfa golpear con su próstata.
—Justo así, alfa... hmm...
Hicieron el amor esa noche, por segunda vez. Demostrando lo que sentían en lo más profundo de su ser. Y cuando el alfa sintió a Jimin apretarse alrededor de él, señal de que estaba cerca, salió de su interior.
Jimin lo miró en la oscuridad con la respiración agitada pero en unos segundos el alfa ya estaba encima de él de nuevo, así que abrió sus piernas para que Jungkook se posicionara entre ellas.
Volvió a introducirse, sintiendo como encajaban perfecto, tomó las torneadas piernas de su ángel y las posó en sus caderas, Jimin las aferró ahí.
Los vaivenes volvieron, rápidos y fuertes, escuchando sus pieles chocar y los gemidos salir de sus gargantas, se besaron hambrientos mientras sus cuerpos se movían sensualmente y las sábanas de la cama se arrugaban debajo de ellos.
La luz de la luna iluminaba sus rostros, haciendo que sus miradas se encuentren, cargadas de deseo y emoción, con los ojos llorosos y las mejillas sonrojadas, con los labios hinchados y sus aromas combinándose.
Y ese era su lugar, ellos eran el hogar del otro, ahí en la oscuridad descubrieron lo que era sentirse en casa, sentirse seguros y afortunados.
Jimin llegó al orgasmo cuando Jungkook golpeó una y otra vez con su próstata mientras mordía sus pezones, el omega manchó su estómago con su corrida y arañó la espalda del alfa cuando el placer lo nubló.
El mayor siguió con sus penetraciones, buscando su propio orgasmo, no tardó demasiado en alcanzarlo y conectó sus ojos con los de Jimin cuando sintió su nudo comenzar a hincharse.
Jimin lo miró con los ojos brillosos y las pupilas dilatadas, con el cabello pegado a la frente. Él asintió.
—Hazlo.
Inclinó su cabeza hacia a un lado y cerró los ojos, esperando. Jungkook lo miró expectante, su cuello blanquecino y hermoso, sabía que luciría más perfecto con su marca ahí. Sintió sus colmillos crecer y gruñó de excitación cuando comenzó a vaciarse dentro del omega.
Jungkook lo mordió entonces.
Enterró sus colmillos en la tierna carne, escuchó al menor quejarse porque sabía que dolía, pero él solo mordió más fuerte hasta que la sangre comenzó a brotar y sintió el lazo comenzar a formarse.
Era una sensación inexplicable, fue como sentir su cabeza dando vueltas hasta que todo se detuvo de repente y luego la calma. Sintió paz, tranquilidad, se sintió pleno y sintió la emoción de Jimin en su propio pecho.
Su omega, sintió lo que sentía su omega.
Jimin lloró cuando sus emociones empezaron a cambiar, pero predominaba la relajación y la felicidad, se sintió completo.
Jungkook se alejó para admirar su mordida pero las quejas de su amado lo hicieron reaccionar y comenzó a limpiar la marca, lamió la sangre y la carne perforada, esperando que su saliva curara la piel. Finalizó con un beso tierno y después sonrió, mirando a Jimin.
—Mi omega —habló sin poder creerlo. El rubio asintió sollozando.
—Mi alfa —confirmó.
Jungkook trató de acomodarse mejor, cuidando que el nudo no lastimara a Jimin, y los arropó a ambos, besando el rostro de su ángel. Por su parte, el omega de Jimin brincaba de felicidad y aullaba contento por estar enlazado.
Era un omega enlazado ahora, tenía un alfa que lo cuidaba y que daría todo por él.
—Alfa...
—¿Sí, omega? ¿Te encuentras bien? —preguntó preocupado.
—Te amo —susurró en medio de la noche. El rostro de Jungkook pareció iluminarse.
—Y yo te amo a ti —besó su frente—. Ahora me dedicaré a ti, Jimin. Formaremos nuestro hogar y te mantendré a salvo y feliz, lo prometo.
Su omega asintió confiado, porque sabía que hablaba con la verdad, pues ya se sentía el hombre más afortunado y dichoso del mundo.
Entonces, cuando el nudo bajó y pudieron separarse, Jimin se quejó bajito al ver como Jungkook se alejaba para buscar algo con qué limpiarlo. Volvió con un pedazo de papel para limpiar sus fluidos y se recostó tan rápido como pudo con un Jimin lloriqueando por su falta, sabía que ahora así sería.
Ellos durmieron juntos y Jimin por fin descansó en los brazos de su alfa.
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